Los humedales, en general, son sistemas intermedios entre ambientes permanentemente inundados y ambientes normalmente secos. Muestran una enorme diversidad de acuerdo con su origen, localización geográfica, su régimen hídrico y químico, vegetación dominante y características del suelo o sedimentos. Puede existir una variación considerable en un mismo humedal y entre diferentes humedales próximos unos a otros, formando no sólo ecosistemas distintos, sino paisajes totalmente diferentes. Existen más de cincuenta definiciones diferentes en relación con los humedales, la más amplia de ellas es la que utiliza la Convención de Ramsar, que define los humedales como: extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros.

Humedales en lago Calafquén. Foto: Andrés Muñoz Pedreros.

 

La cantidad y variedad de hábitats comprendidos bajo el concepto de humedales es realmente impresionante, e incluso el agrupamiento más crudo de los diferentes hábitats, de acuerdo con sus características biológicas y físicas, genera al menos 30 tipos de humedales naturales y nueve artificiales. Generalmente, se reconocen cinco sistemas principales de humedales:

    marinos (como humedales costeros incluyendo costas rocosas y playas)

    estuarinos (como deltas, marismas de marea y manglares)

    lagunares (como lagunas salobres y costeras)

    lacustres (como lagos y estanques)

    ribereños (como humedales asociados a ríos y arroyos)

    palustres (como bañados, pantanos, ciénagas y turberas)

Pajonales en desembocadura río Imperial.                                         Foto: Nadia Pérez Codern.

Además existen humedales construidos por el ser humano como los estanques o piletas para cría de peces, tranques o represas con fines agrícolas o energéticos, tierras agrícolas irrigadas, depresiones inundadas salinas, reservorios, estanques de grava, piletas de aguas residuales, canales, etc.

La importancia de los humedales tiene poca relación con el escaso conocimiento que de ellos se tiene, así como de las pobres iniciativas para su conservación y uso sustentable. Su valor e importancia radica en tres ejes: sus funciones, sus productos y sus atributos.

 

Las funciones de un humedal se refieren a los procesos ecológicos que en ellos ocurre y de su importancia en el balance dinámico, biogeoquímico, de la cuenca o de la zona geográfica donde se encuentran. Un humedal está compuesto por elementos químicos, físicos y biológicos, es decir, agua, suelos, nutrientes, vegetales y animales. La relación entre estos componentes determina sus importantes funciones ecológicas. Pocos humedales poseen todas las funciones, a continuación descritas, y no todas las funciones se encuentran del mismo modo en cada humedal. Aun cuando las funciones son muchas, se presentan las más relevantes:

 

Recarga de acuíferos: ocurre cuando el agua desciende desde el humedal a los acuíferos subterráneos, desde donde se puede extraer para uso humano o bien circula hacia otro humedal como descarga de acuíferos.

Descarga de acuíferos: cuando el agua subterránea asciende hacia un humedal se convierte en agua superficial y los humedales que reciben estas descargas generalmente mantienen comunidades ecológicas más estables, ya que estabilizan variaciones en los niveles de agua y temperatura. Algunos humedales son áreas de descarga de acuíferos en algunas épocas del año y en otras actúan como sitio de descarga; según la variación de las napas freáticas locales.

Control de inundaciones: cuando un humedal descarga agua hacia otro, esta recarga es importante para la retención del exceso de agua que se almacena temporalmente en conductos subterráneos, impidiendo que ésta corra libremente inundando otras zonas.

Control de erosión: la vegetación del humedal, en el caso de ser ribereña, reduce la acción del agua y sostiene con sus raíces el sedimento del fondo, protegiendo las tierras y en algunos casos contribuyendo a su acumulación. De esta forma ayudan a la estabilización de la línea costera. La eliminación de la vegetación ribereña aumentará los sedimentos en el río y disminuirá su calidad, tanto ecológica, como para uso humano directo.

Retención de sedimentos y tóxicos: muchas veces los sedimentos son el mayor elemento contaminante de las aguas, los humedales tienen la capacidad de depositarlos. Las sustancias tóxicas, como los pesticidas, se adhieren al sedimento quedando retenidas en él. De este modo la vegetación de los humedales actúa como una red que atrapa estos sedimentos e impiden que ingresen al cuerpo de agua.

Retención de nutrientes: los nutrientes como el nitrógeno y el fósforo se acumulan en el subsuelo fijándose en la vegetación, luego al ser removidos mejoran la calidad del agua. Cuando los humedales extraen nutrientes y/o compuestos tóxicos se les llama sumideros, por ejemplo los nitratos se reconvierten en nitrógeno gaseoso y vuelven, por la desnitrificación, a ciclar en la atmósfera. Por el contrario cuando los humedales crecen se acumulan nutrientes cuando el agua corre lentamente; permitiendo que los nutrientes alimenten a los organismos vivos que lo habitan. Cuando el agua vuele a correr rápidamente los humedales actúan como fuentes.

Exportación de biomasa: Muchos humedales sostienen, internamente, grandes poblaciones de peces, ganado y otra fauna de interés cinegético, por sus aguas ricas en nutrientes o su sustrato o sus pastizales. Además de forma externa contribuyen con nutrientes por la circulación de sus aguas abajo y recarga de acuíferos.

Estabilización del microclima: los ciclos de nutrientes, materia, ciclos hidrológicos y flujo de energía estabilizan el clima local, influyendo directamente sobre las precipitaciones y la temperatura.

Transporte: el humedal puede servir de medio de transporte siendo en muchos casos el  único medio disponible para comunidades rurales alejadas. Sin embargo la expansión del turismo rural (ecoturismo, turismo aventura), ha descubierto en los humedales sitios altamente demandados por los usuarios, y el mejor (y a veces único) medio de traslado para esos visitantes son los cuerpos de agua.

Amortiguamiento de cambios globales: los humedales son zonas de amortiguamiento para efectos de fenómenos como el calentamiento global y el consecuente aumento en el nivel medio del mar.

 

Toma de muestra de agua. Foto: Andrés Muñoz Pedreros.

 

La interacción de las funciones de los humedales puede ofrecer importantes productos para el bienestar humano. Aquí nos focalizaremos en tres: agua, biodiversidad y paisaje. Como ya se describió los humedales son importantes fuentes de agua y por otro lado son diversos en vida silvestre al proporcionar un hábitat protegido y rico en nutrientes para muchísimos organismos. Los humedales son los ecosistemas más ricos en biodiversidad, por su heterogeneidad espacial, su alta productividad y estabilidad climática. La abundante vida silvestre que albergan los humedales son productos directos para consumo y uso humano. Finalmente los humedales ofrecen escenarios de alta calidad paisajística con oportunidades para desarrollar la recreación y el turismo.

 

Provisión de agua: ya sea para bebida, cría de ganado, regadío o uso industrial.

Recursos pesqueros: dos terceras partes de los peces consumidos en el mundo dependen, en alguna fase de su ciclo de vida, de los humedales.

Fauna silvestre: de la fauna silvestre se pueden obtener muchos productos como, pieles, plumas, carne y huevos.

Recursos forestales: de algunos humedales se pueden extraer productos maderables como no maderables especialmente de los bosques pantanosos (el de temo y pitra).

Recursos forrajeros: varios tipos de humedales poseen extensas praderas que son aprovechadas como fuente de forraje como por ejemplo el uso ganadero de las vegas y ñadis.

Recursos agrícolas: aún persisten humedales que no han sido intervenidos, desecados o transformados, prevaleciendo territorios que pueden ser usados sin alterar la estructura estos humedales como vegas inundables estacionalmente y arrozales.

Recreación y turismo: el humedal constituye un patrimonio cultural, ya que posee valor de recreación y turismo permitiendo desarrollar en él navegación de veleros deportivos, fotografía, observación de fauna, ecoturismo, etc. Es además un excelente sitio para desarrollar actividades de educación ambiental. Estudios de paisaje revelan que estos ambientes son los de más alta valoración por sus componentes hídricos y vegetacionales, sumados a una fauna abundante y atractiva.

 

Quenuir. Foto: Andrés Muñoz Pedreros.

 

Los atributos de los humedales son dos: la biodiversidad y el patrimonio cultural, ambos constituyen el aporte patrimonial de los humedales.

Biodiversidad: De los ecosistemas del planeta los humedales destacan por su alta biodiversidad. Hay muchas ideas para explicar esto, por ejemplo, como es un hábitat altamente productivo, genera muchas alternativas de alimento para los organismos, por lo que permite una mayor especialización trófica que otros hábitats menos productivos. En otras palabras permite que vivan más especies en él, ya que cada especie no usa todos los alimentos ofrecidos, dejando siempre alternativas para el vecino. Esto explica que a mayor productividad del humedal, más especies contiene.  Los humedales son sistemas complejos, es decir ofrecen más variedad de microhábitats distintos que otros ecosistemas sencillos. Estos múltiples hábitats (heterogéneos) ofrecen mayores posibilidades de explotación de parte de las plantas y animales, por lo tanto, es esperable una mayor cantidad de especies en ellos. A mayor heterogeneidad espacial, esperamos mayor diversidad de especies.

Siete colores. Foto: Rodrigo Valenzuela Aceval.

 

Patrimonio cultural: Entendido como todos aquellos recursos que tienen, para el ser humano, un valor más allá del económico o productivo, denominados recursos culturales, y que representan una parte del patrimonio de la nación. Muchos humedales poseen importantes valores históricos, arqueológicos, religiosos, u otros, tanto en el plano local como nacional. Los asentamientos humanos han estado siempre asociados a humedales. Además son un patrimonio natural que ofrece una gran oportunidad para la observación de la naturaleza, la educación ambiental y el estudio científico. Por ejemplo los bosques pantanosos, en la cosmovisión mapuche, se conocen con el nombre de “Menoko” y representan un ambiente muy respetado, ya que son fuente importante de plantas medicinales y protector de las vertientes y cursos de agua.

 

Mallín y estero en Pargua. Foto: Ítalo Pérez Codern